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Un año, trece años, 25 de mayo

Actualizado: 5 feb 2023



Darío Fritz


Mudanza


Que viene, vienes

Como hace tres días, dos meses, ochenta años

Como lo has anunciado desde que fue orgasmo

Desde que fui embrión, desde que fui cuerpo

Una alharaca decidida a cumplir,

ahora sí,

tu promesa renovada

De cuando mi padre recogía heridos en el campo de batalla,

De cuando mi madre gateaba entre el polvo de la pobreza canaria

De los padres de los padres

Del pasado del que eres principio

Hazlo al fin y me recoges entre las miserias de la voz insuficiente

Hoy soy vuelo de una piel acurrucada

Soy ardor de ideas fugadas

Soy sueño de una memoria apagada

Fuego sobre cenizas acumuladas

Cumplí con darle título a generaciones desarmadas

Entre ruidos de silencio, en calles despobladas,

Con números sobre tablas y ortografías escarpadas,

Guiños a la hipotenusa y retos a la aritmética

Fui libros bajo brazos entre polvo, barro y malezas,

Alegría para estómagos vacíos

Catequista de almas que a los sacerdotes no interesaban

Consejera de voluntades rurales algo extraviadas

Que viene, vienes

Ataviada de luces de esmeralda, manos aseadas y mirada ciega

Entra y pide

La salida es una calzada desierta

Mi cuerpo pulverizado exhibe paciencia

No lo necesito

Lo miro y lo ignoro.

No está, no es, me abandonó.

Ni el que parió, ni el que trastabilló

Ni el que trazó letras sobre pizarrones

Ni el afónico o el que gritó

Ni el enlodadó bajo lluvias torrenciales

Ni el que entregó abrazos prolongados

El de disfrutar el sudor ajeno,

el de los niños,

y el aroma de la tierra húmeda de la mañana

El de la sonrisa perenne.

Por qué no viniste antes, por qué no ayer,

Por qué no,

cuando los recuerdos me confundieron

hace de esto una perpetuidad

Cuando los hijos ya fueron relatos perdidos,

y mis evocaciones fantasmas,

el pasado presente,

la vida un dolor circundante.

Ha sido una propina inaceptable

que acepté distante

Estirar las horas que el tiempo regala

Te propongo llevarme el rosedal que cuidé en casa

y lo sacas de tus manos impregnadas de bálsamo y sustancia

Te propongo ver el sol del atardecer

y me lo regalas en tu mirada

Te propongo ser amada y me abrazas.

Ahora sí,

Vámonos.




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