Cuatro tipos entran a desayunar al restaurante de la carretera con sus Uzi bajo el brazo. Custodian a una rubia bonita y sus amigos. Sorpresa e incredulidad. ¿Miedo? El espanto ya no lo conjugamos

Las guerras gustan, y más a quien tiene el poder del dominio. Con la certeza de que imponerse es apenas el comienzo de avasallar a largo plazo.

El hartazgo de las mayorías ha sido aprovechado por una casta autoritaria. Se necesita de otra rebeldía para neutralizarla.

¿Cómo se le pone precio a una vida arrasada por la violencia? Todo depende de las intenciones oficiales... y de contar con buenos abogados.

La violencia que no se ve, no existe. Ciudadanos, sacerdotes, empresarios, las víctimas allí están, bajo el fenómeno de su normalización.

Darío Fritz El poder de los números está en su precisión. Es su diferencia con la elasticidad de las palabras. En su supuesta frialdad...

Darío Fritz Entre el bien y el mal hubo una guerra. Las células normales mutaron, multiplicaron su apariencia, corrieron defectuosas, se...

Darío Fritz Hubo un hijo cuyo padre nunca lo vio morir. Que desconocía lugares por los que transitaba y amistades lejanas que sostenía....

Darío Fritz Estupideces decimos todos. Se nos escapan a diario. Abundan tanto como los fracasos si los comparamos con los exiguos éxitos....

Darío Fritz En el cruce de una calle de barrio de la ciudad de México con una de sus avenidas más transitadas, el conductor de una...