Darío Fritz
Miedo. Miedo. Miedo. La palabra se repite una y otra vez. “Voy a ser presidente” se ufana el candidato ultraderechista. “Qué miedo”, le dice la experimentada conductora del programa de televisión. Miedo. Entre conocidos, entre amigos, en edades que ya no bordean tanto sobre la juventud sino sobre abundantes inviernos y primaveras pasadas.
Hay miedo en Argentina.
Miedo a cómo votarán los tuyos, los vecinos, los colegas de trabajo, los desconocidos, el país.
Miedo a la elección de los que se equivocan.
Miedo a los que creen en el odio.
Miedo a las caras insulsas que esconden odio.
Miedo a los que en nombre de la libertad piden aceptar el infierno.
Miedo a los que pregonan libertad para exterminar tus ahorros.
Miedo a los que pregonan libertad para armarse.
Miedo a que en nombre de la libertad impidan que las mujeres decidan sobre su cuerpo.
Miedo a los que alientan a tener miedo.
Miedo a los que financian el miedo.
Miedo a que te vendan.
Miedo a los que no reconocen los crímenes del pasado, los desaparecidos, los torturados y asesinados, los robos de bebés, el terrorismo militar.
Miedo a los que son casta y dicen que la exterminarán.
Miedo a los pregoneros del derrumbe y los descreídos en abismos.
Miedo a los que en nombre de la libertad te quitan el trabajo
Miedo a que el trabajo no valga nada.
Miedo a los que en nombre de la libertad pretenden una ciencia de embusteros y arribistas.
Miedo a estar asustado.
Miedo a que los hospitales no te reciban.
Miedo a que los hijos no puedan recibir la mejor educación.
Miedo a más pobreza, a someter a los pobres.
Miedo a que las ollas populares no tengan otra opción que instalarse en cada esquina.
Miedo a los que amparados en la libertad dicen que su país “es una mierda”.
Miedo a los que le dicen “mierda” a sus compatriotas.
Miedo a que en nombre de la libertad impongan justicia por mano propia.
Miedo a que la justicia los justifique.
Miedo a los medios de comunicación que callan y justifican.
Miedo a que en nombre de la libertad cierren el Poder Legislativo.
Miedo a que en nombre de la libertad los militares vuelvan a ocupar las calles, te digan qué hacer y qué decir, te eliminen.
Miedo a los que defienden a las mafias.
Miedo a la cárcel para los que protestan.
Miedo a los que en nombre de la libertad azuzan el miedo al comunista, al de izquierda, al diferente.
Miedo a que en nombre de la libertad te maten por pensar distinto.
Miedo a los confundidos con mensajes mesiánicos.
Miedo a un Javier Milei ocupando la presidencia argentina.
Miedo a paralizarnos.
Miedo a la seguridad de que todo eso es muy posible que ocurra.
Miedo a no impedirlo a tiempo.
Tengo miedo.
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