Darío Fritz
La oscuridad es la mejor aliada de la pobreza. Y no porque se la quiera esconder. En estos días de calores avasallantes, donde el aire acondicionado y los ojos de agua -llámese piscina o remanso de un río-, se reverencian como un lujo, cerrar las ventanas de las viviendas y oscurecerlas con lo que se tenga a la mano, ya sea persianas, mantas o sábanas, será la mejor forma de mantenerlas frescas cuando en las horas siguientes al mediodía el sol pega con mayor alevosía. La pobreza se sabe víctima de la crisis climática -decir cambio climático ya se hace vetusto. Ni siquiera tiene los recursos del conocimiento de la antigüedad clásica cuando se levantaban viviendas con puertas y ventanas erigidas según la circulación del aire, techos altos para condensar el calor en la parte superior o túneles verticales para mitigar las altas temperaturas. La arquitectura de hoy se instrumenta para las clases medias y altas. La pobreza no sólo es víctima del clima, porque no tiene los medios para enfrentarlo, sino también de la riqueza, llámese países o clases altas. Ya no es la naturaleza cambiante quien forja la desigualdad que los acorrala, sino los vecinos lejanos de la opulencia y el despilfarro. Los datos, analizados entre 1990 y 2015, lo ilustran.
El 10 % más rico de la población mundial (unos 630 millones de personas) generó 52% de las emisiones de carbono (causantes del cambio climático) acumuladas.
El 50 % más pobre de la población mundial (unos 3.100 millones de personas) generó tan solo el 7 % de las emisiones acumuladas.
El 40 % de la población mundial considerada como “clase media” (aproximadamente 2.500 millones de personas) generó 41 % de las emisiones acumuladas
El 1 % de la población mundial (unos 63 millones de personas ricas) generó 15% de las emisiones acumuladas y consumió 9 % del presupuesto de carbono, el doble que la mitad más pobre de la población mundial.
El 5 % más rico de la población mundial (unos 315 millones de personas) es responsable de más de una tercera parte (37 %) del incremento total de las emisiones. El incremento total de las emisiones generadas por el 1% más rico triplicó al del 50% más pobre en ese mismo período.
La energía para transporte (cerca de la cuarta parte de las emisiones mundiales de carbono) en el caso de los vehículos terrestres es consumida en un 45% por el 10% de los hogares más ricos del mundo, mientras que para el 50% más pobre, estas cifras son tan solo del 10%.
Los países de renta baja son los que están sufriendo los peores efectos del cambio climático, a pesar de que son quienes menos han contribuido a que se produzcan
Otros datos:
Las mujeres suelen verse más afectadas por los efectos del cambio climático: caminan más para ir por agua, por ejemplo.
2.1 millones de personas fueron desplazadas en Latinoamérica en 2022 por fenómenos climáticos (inundaciones, tormentas, incendios forestales y sequías).
Circularidad de la pobreza. Personas afectadas por desastres naturales son ubicadas en zonas menos peligrosas. El lugar que desocuparon lo habitan otros en idéntica situación.
La exposición a los incendios forestales aumentó de uno a 26 días adicionales en tan sólo 13 años (2004 a 2017).
Las diferencias de temperatura entre barrios urbanos con zonas verdes y aquellos que no la tiene pueden ser de hasta 7 grados.
La mayor preponderancia de muertes asociadas a calor recae en adultos mayores de 60 años.
Fríos eran los de antes, suelen comentar los más apesadumbrados. No es lo mismo para las altas temperaturas. La canícula tiende a incrementarse. En otro de los datos que surgen de los informes mundiales se señala que quienes causan mayores daños al medio ambiente, son los más renuentes a resolverlos.
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